FAMILIA
FUNCIONAL Y DISFUNCIONAL
Mientras que Ana Teresa López de Llergo[1], a comienzos del segundo
milenio nos habla en sus investigaciones para referirse a las facultades y debilidades
psicológicas de la familia en los términos de “familia funcional y disfuncional”[2] . Hoy en la segunda década
de este milenio, no por un modismo, sino por el fruto de investigaciones
precedentes se ha acuñado, para hablar del tema de fondo, de parentalidad
positiva y negativa[3].
Esta neoterminología, es promovida entre
otros por Aurora Bernal Martínez de
Soria[4] (Universidad de Navarra,
2013) y Luz Yolanda Sandoval Estupiñan[5] (Universidad de la Sabana,
2013).
Podemos inferir previamente que cuando
hablamos de familia nos referimos a unidades de convivientes enlazados por
vínculos de parentesco ya sea por consanguinidad o de afinidad, sin importar el
grado de proximidad tomando en cuenta estos dos criterios señalados; donde sus
miembros tienen una relación inmediata y constante con quienes la representan
jerárquicamente, los padres.
Dentro del contexto de las costumbres
sociales, la familia puede ubicarse en el campo evolucionista, historicista y
el de la fisiología psicológica; para referirnos en los términos de A. Rad-cliffe-
Brown[6], B. K. Malinowsky[7] y Talcott[8] : funcional- disfuncional.
Etimológimente, se puede exponer que la
palabra función, proveniente del
vocablo latino functio-nis refiere a
la “ejecución, cumplimiento, ejercicio, desempeño, tarea que ha de llevarse
para un fin”. Mientras que la disfunción obstaculiza las operaciones
anteriores, distorsionando los objetivos y competencias.
De este origen etimológico podemos
referirnos del paradigma del Funcionalismo como una escuela que reacciona frente al estructuralismo, que
se paraliza en la sustancia y en las causas y tiende a estatizar la realidad.
El funcionalismo estudia –valga la redundancia- las funciones y su complejidad, pretende
explicar la dinámica de la sociedad mediante la contribución de las partes
a las necesidades del conjunto, y
establece los requerimientos que una
sociedad ha de establecer para mantenerse. Por ello, se centra especialmente en
las tareas que asumen los distintos elementos culturales, e incluye el rico
entramado de la vida social. Paradójicamente hay quienes han criticado –por
estáticas– a las teorías funcionales, acusándolas de suponer que, una vez
satisfechas las diversas necesidades, la sociedad se quedará paralizada, al
encontrar su punto de equilibrio.
Pero esto es imposible pues la sociedad
siempre cambia debido a su dinámica interna. El paradigma funcional de Etzioni[9](“La Nueva Regla de Oro”,
texto) cuyo fin es la satisfacción de las necesidades sociales, supone que, aun
cuando ciertas “necesidades” son universales –las mismas siempre y en todas
partes–, hay respuestas alternativas, más que dictar las formas específicas
para diseñar una sociedad, indican que es imposible ignorarlas, pues se han de
satisfacer de una u otra manera. Sin embargo algunas maneras resultan mejores.
Esta perspectiva tiene la ventaja de responder
a la pregunta de qué sucede cuando se estudia la sociedad: “Estamos
acostumbrados en términos de causalidad
y, por eso, nos interesa tan a menudo qué viene antes y qué viene
después. En contraste, las explicaciones funcionalistas a ser ahistóricas, y,
por tanto, a no interesarse por las circunstancias originarias de las
condiciones actuales…”[10]
De lo precedente podemos decir, desde el
paradigma sistémico y funcionalista, que de la institución familiar depende la
felicidad o infelicidad de cada uno de sus integrantes, y al proyectarse logra
o no la salud social[11]. Un sistema familiar equilibrado
y bien estructurado favorece a la realización y logro de las funciones de todos
sus miembros. El vocablo sistema
viene del griego synistanai (σύστημα) poner junto. Se trata de
unidades ligadas que forman un grupo, un todo coherente en el que los distintos
elementos que lo componen interactúan, son interdependientes entre sí, por lo
tanto, están articulados, no acumulados, pueden crecer desde el interior y
constituyen una unidad completa. El sistema es similar a un cuerpo cuyo
crecimiento hace a cada miembro más
fuerte y más adecuado a su finalidad, sin alterar la proporción del conjunto.
Además, las distintas partes forman unidades coherentes y complejas, que en su
conjunto pueden integrarse a un suprasistema. Los sistemas, según los elementos que lo
conforman, pueden ser concretos o abstractos. Los primeros están constituidos
por objetos tangibles, descritos en términos cuantitativos; los abstractos
están compuestos de ideas y criterios. Es sistema familiar tiene ambos
elementos. Entre los concretos están la vivienda, ingresos económicos,
comestibles, etc. Entre los segundos tenemos el afecto, la autoridad, las
tradiciones, etc. De aquí podemos concluir que en cada miembro de la familia
existe una dicotomía es concreto, pero también abstracto. Ahora, el grado de
apertura de un sistema lo hace abierto o cerrado al entorno inmediato; pero es
solo una cuestión de grado, pues ninguno es totalmente cerrado o abierto.
FAMILIA
FUNCIONAL
En una familia funcional, todos influyen
en todos, cada una desde su perfil psicológico y/o singularidad, desempeñando
ciertas tareas o funciones. De aquí podemos conjeturar que los éxitos y
fracasos de una familia no se deben a un solo miembro del grupo, sino a todos,
en mayor o menor grado. Lo ideal para la permanencia de la familia es que
funcione tanto el sistema como cada uno de sus elementos, lo cual le d tal peso
que su misma presencia es capaz de ejercer un adecuado control ético-cultural de la vida social.
Aquí podemos brindar algunas
características de la familia funcional:
1.
En
una FF tiene bien definidos sus roles internos y jerárquicos (área de
competencia del padre, de la madre, de los hermanos mayores, de los hermanos
menores, etc.). Estas áreas de competencia dentro de la familia tienen también
elementos variables en los roles; pero lo importante las reglas que determinen
esas variaciones dentro de la familia estén claramente establecidas. Donde cada
miembro sabe respetar roles y adaptarse a los que se susciten, según unas
pautas de comportamiento que no sólo deben tener un carácter imperativo por los
padres, sino acordadas con los hijos, según vayan éstos desarrollando su
personalidad.
2.
Una
familia funcional tiene clara, explicitadas y consensuadas -en la medida de lo
posible- sus relaciones con el entorno inmediato (otras familias, la escuela,
el club, la parroquia, la sociedad en general). En el presente ítem existen familias más o menos abiertas que
otras; donde unas familias se proyectan con mayor incidencia al entorno arriba
señalado y otras nuclearmente cerradas. Esta característica no es importante,
como si lo es el que las reglas de la relación con el entorno sean consensuadas
y no ambiguas. Esta característica evitará conflictos sobre hechos ya consumados;
por otra parte dichas reglas son flexibles permitiendo atender a las
necesidades (de contacto, culturales, recreativas, etc) variables con la edad,
de los miembros de la familia
3.
Esta
característica está muy ligada a la anterior; pero así también con un contenido
más amplio. Se refiere al desarrollo progresivo –por parte del padre y la
madre, en un signo de comunión- de la libertad y responsabilidad. Dicho valor y
virtud requiere un delicado equilibrio, lo que llamaríamos justa distancia
psicológica entre los padres y los hijos, cuyo desarrollo está en proceso. Al
mismo tiempo no se debe perder la dimensión de pertenencia (Es decir, los
problemas del hijo, serán los problemas de los padres y hay una plena
conciencia de parte de todos sus miembros al respecto). Al mismo tiempo se
promueve –por los padres- un espacio en que el hijo pueda ensayar toma de
decisiones propias adecuadas a su desarrollo cronológico y mental y de las
cuales se sienta responsable. En conclusión la familia promociona un campo en el
que se inicie –en los hijos– un sujeto
moral con autonomía para afrontar sus responsabilidades.
4.
Este
ítem, también es consecuencia de los anteriores. Se refiere a un grado variable
de flexibilidad inteligente para adaptar
las reglas familiares a las lógicas
presiones derivadas de la evolución y el
desarrollo psicosomático de los miembros jóvenes, sin llevar a las mismas a la
subjetividad y relativismo; sino que en el discernimiento aplicar las normas
familiares mencionadas líneas más arriba para la que pedíamos en un
principio claridad en su definición. De esta propuesta decimos que una familia
es funcional tanto para el “hijo-niño”, como para un “hijo-adolescente”.
5.
Otro
aspecto a destacar de en una familia funcional son las tensiones a las que está
expuesta el hijo-adolescente. Las primeras tensiones son producto de su
desarrollo interno, que no son tan relevantes como las de impacto creciente de
los medios de comunicación que conllevan a un rápido cambio sociocultural. Aquí la tarea de una familia funcional, de
tanto padres e hijos, es la de permanecer en contacto crítico con los cambios
socioculturales. Tarea –que en ocasiones– no es fácil, ni gratificante dada la
natural inercia humana a perpetuar sus esquemas mentales, una vez adquiridos.
6.
La
dinámica suscitada en los ítems arriba mencionados genera en la familia entre
otras cosas tensiones, conflictos internos, frustraciones, sufrimientos, … tanto
entre sus miembros implicados como en el sistema familiar propiamente. La
familia funcional los expone y hace evidentes, los racionaliza, los acepta;
pero sobre todo asume la responsabilidad de poder canalizarlos sin la ayuda de
un terapeuta familiar o especialista.
Es decir, la familia posee los mecanismos
necesarios para abordar y solucionar las tensiones propias del progresivo
desarrollo de tos sus miembros (tanto de hijos-padres; padres-hijos, sin
exceptuar las de papá-mamá).
7.
La
familia funcional no está exenta de las tensiones propias a las que está
expuesta como institución o parte de ella, o por algunos de sus miembros; pero,
cuenta con los medios necesarios para satisfacer las necesidades primarias y fundamentales (seguridad, afiliación,
reconocimiento, autorrealización, ejercicio de la libertad y responsabilidad)[12] lo cual genera mecanismo
de defensa para enfrentar situaciones de crisis
Se ha expuesto un perfil y
características de la familia funcional, la cual no es una numeración
sistemática; sino –sobretodo- la exposición del concepto de “sistema” al tejido
de las relaciones en el interior de la familia y el contexto social inmediato
al que corresponde.
FAMILIA
DISFUNCIONAL
Si queremos mesurar la cantidad de
familias disfuncionales en Perú, tendremos como resultado –no muy agradable y
alentadores resultados- que la idiosincrasia de este problema no exime a ningún
segmento socioeconómico. En nuestra realidad es elevado el número de personas
que han tenido que enfrentar situaciones de crisis familiares alterando su
funcionalidad, en contraposición con el
número de familias que pueden considerarse ejemplos de funcionalidad y por
tanto de realización y felicidad.
Los comportamientos de un adulto están
sustentados en la historia educativa de los primeros años. La cosmovisión de la
vida es producto tiene en buena parte sus raíces en la visión que al respecto tenia nuestra
familia nuclear (padres y hermanos).
Aquí alcanzamos el perfil psicológico de
una familia disfuncional:
- En la familia disfuncional los papeles o roles familiares son excesivamente rígidos. Por ejemplo, padre dominante, madre sumisa, hijo introvertido,..
2.
Los
padres son emocionalmente inmaduros. En cierto sentido, son niños jugando o
aprendiendo por ensayo y error a ser adultos. Son seudoadultos lastimados en su
estructura psicológica, que no han resuelto sus propias situaciones;
consecuentemente no están en las mejores condiciones para educar de manera
integral a una prole.
3.
La
familia es un sistema de comunicación cerrado. Podemos encontrar una familia
muy dialogante y conversadora pero de temas superfluos e irrelevantes; pero
donde la comunicación es escasa y no se toca el tema sobre problemas familiares
vitales; no se habla claro, ni menos directa sobre algunos temas que se
consideran tabú. Es decir, la familia se hace más disfuncional en la medida en
que más niega el o los problemas que experimenta. Por ejemplo la infidelidad
conyugal del padre; la ludopatía de la madre, etc.
4. En
la familia disfuncional los patrones de interacción son empobrecidos, llegando
a situaciones tan extremas como el conflicto la agresión psicológica y física.
No hay mucho margen de comportamiento, ni aspiraciones, ni apoyo a trascender
el estilo de vida común.
5. En
este tipo de familia existe una escasa expresión afectiva, que consecuentemente
no brindan seguridad, y menos educan a los hijos en la administración y
economía de la libertad. Esto, a su vez, hace suponer que la figura de los
padres son rígidas, imperativas y dogmáticas.
6. La
prole de estas familias tienen una incapacidad para el manejo apropiado de
sentimientos (contactar sentimientos propios, clarificar y expresar
sentimientos propios y ajenos)
7. Los
hijos de estas familias expresan dificultades para relacionarse con otras en
forma madura y constructiva. Así también, son escasamente capaces de mostrar e
identificar amor, ternura, empatía, comprensión, disposición y respeto hacia
otros.
8. Los hijos de este grupo familiar muestran
dificultad para entablar lazos emocionales
relevantes; consecuentemente contará con una esfera social reducida,
presumiendo que no encuentra apoyo, ni compañía en algún sector familiar y/o
social. Todo esto como consecuencia de una falta de expresión afectiva.
9. Este
tipo de familia al ignorar las necesidades afectivas; genera en su interactuar
con sus miembros –sin proponérselo- tensiones, miedos, pesadas cargas
emocionales con responsabilidades excesivas para los hijos.
10. Los hijos de este grupo de
familia confunde sus sentimientos y suele mezclar sus sentimientos agradables
con los desagradables. Resultado las emociones confusas en el actuar. Por
ejemplo, para expresar mi amor al otro lo hago discutiendo, agrediendo
psicológica o físicamente al otro.
11. Los hombres lastimados en sus
relaciones de infancia se tornan difíciles en la convivencia de adulto a
adulto; ante esta situación responde con repliegues o evasiones, como queriendo
que la historia de su niñez no se repita. Se avocan al trabajo, actividades de
esparcimiento con sus amigos; es decir, hay una tendencia a situaciones más
superfluas e impersonales que personales. Por tanto, el hombre de familia disfuncional es difícil de abordar
porque, literalmente, no sabe cómo establecer interacción profunda con su
cónyuge o sus hijos. Tanto hombres como mujeres -en el matrimonio- evitan la relación significativa y profunda
porque los otros miembros de la familia exceden su capacidad de intimidad; por
tanto, prefieren una la comodidad de una relación sin compromiso y superficial,
y si es fuera de la familia mejor. Todo esto les permite estar a salvo de una
cercanía más amenazadora de compartir una intimidad emocional, sentimental y
afectiva. Lo mismo sucede con la madre trabajadora, que en una fan de liderazgo
laboral evade el peligro de otra vez ser dañada en una relación íntima como lo
fue ella en su primigenia familia disfuncional.
[1] Dra. Ana Teresa López de Llergo es Directora del Departamento de
Difusión Cultural, Profesora de Metafísica, Axiología, Ética y Epistemología de
la Educación de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Panamericana de
México.
[2] “Pensar la Familia: Estudios Interdisciplinares” Editado por José
Andrés Gallego y, José Álvarez Adán. Colección Biblioteca Palabra; Ediciones
Palabra, 2001 Madrid-España (pág. 47-71)
[3] “Parentalidad positiva” o ser padres y madres en la educación familiar-
Positive Parenting or Being Parents in the Family Education; REVISTA SEMESTRAL
DEL DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN. FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS/ UNIVERSIDAD DE
NAVARRA. N°25; DICIMEBRE DE 2013
[4] Aurora Bernal Martínez de
Soria. Licenciada en Ciencias de la
Educación (1988) y en Teología (1991) por la Universidad de Navarra. Doctora en
Teología (1993) y en Pedagogía (1997) por la Universidad de Navarra. Premio
extraordinario de Licenciatura (1991) y de Doctorado (1997). Profesora Contratada en la Universidad de
Navarra, Doctora del área de "Teoría e Historia de la Educación"
[5] Luz Yolanda Sandoval Estupiñán es Doctora en Educación por la
Universidad de Navarra, España. Magíster y Licenciada en Administración y
Supervisión Educativa, egresada de la Universidad Externado de Colombia y de la
Universidad de La Sabana, Chía, Colombia, respectivamente. Se desempeña como
docente e investigadora de la Facultad de Educación de la Universidad de La
Sabana
[6] Alfred Reginald
Radcliffe-Brown (1881 – 1955)
Antropólogo inglés a quien se debe el desarrollo del funcionalismo estructuralista, una de las corrientes más
importantes de la antropología. Este marco teórico incluye conceptos
descriptivos de la estructura social de los pueblos primitivos
[7] Bronisław Kasper Malinowski (1884
- 1942) Refundador de la antropología social británica a partir de su
renovación metodológica basada en la experiencia personal del trabajo de campo
y en la consideración funcional de la cultura
[8] Talcott Parsons (1902 –1979) Sociólogo norteamericano,
Universidad de Harvard, Es uno de los mayores exponentes del Estructural funcionalismo en Sociología.
[9] AMITAI ETZIONI. La Nueva Regla de Oro. Comunidad y Moralidad en una
Sociedad Democrática, pág. 26
Paidós. Buenos Aires. 1999. 352 pp. Trad. de
Marco Aurelio Gahuarini Rodríguez: The New Golden rule. Community and Morality
in a Democratic Society. 1996. Basic Book Harper
Collins Pub.
Es un libro
que invita a la reflexión acerca de las características de una sociedad
comunitaria y sobre los valores necesarios para lograr interacciones sociales
con lazos comunitarios más fuertes y duraderos con las consiguientes
aplicaciones en los comportamientos de las personas y en el diseño de las
políticas públicas. El libro plantea los fundamentos teóricos y consecuencias
prácticas de la “buena sociedad” sustentada en el pensamiento comunitario. El
texto extrae su título de la expresión de uso común: “Compórtate con los demás
como quisieras que ellos se comportaran contigo”.
[10] Ídem
[11] Diccionario UNESCO de Ciencias Sociales (1988), Tomo IV, Voz
Sistema Político. Editorial Planeta-Agostini. N. Abbagnano, (1966)
[12] Pirámides necesidades de Maslow: La pirámide de Maslow fue
propuesta por el psicólogo estadounidensen Abraham Maslow (1908-1970) en su
obra Una teoría sobre la motivación humana (1943) ,en la que establece una
jerarquía de necesidades humanas.
Para
Maslow, la principal motivación es priorizar las necesidades cubrir aquellas que parecen más importantes o
urgentes y, una vez conseguido, pasar al siguiente nivel de importancia hasta
conseguir alcanzar la autorrealización.
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